jueves, 21 de abril de 2016

LOS MEJORES GOLES DE LEONEL MESSI


LIONEL MESSI



(Lionel Andrés Messi; Rosario, Santa Fe, 1987) Futbolista argentino. Poseedor de una habilidad técnica excepcional, una endiablada velocidad y una inventiva inagotable, desde que llegó de la mano de sus padres al F.C. Barcelona, con 13 años de edad, realizó una carrera vertiginosa por las diferentes categorías hasta el primer equipo, en el que debutó con apenas 16 años en un partido amistoso ante el Oporto. En 2004, con 17 años, jugó su primer encuentro oficial de la Liga española. Con 18 años le llegó su consagración internacional: formó parte de la selección argentina, campeona en el Mundial Juvenil Sub-20 de Holanda, disputado en 2005.

Leo Messi

Pero su verdadera eclosión se produjo con la llegada de Pep Guardiola al banquillo azulgrana: durante las cuatro temporadas en que el técnico dirigió el equipo (2008-2012), sus estadísticas goleadoras alcanzaron niveles estratosféricos, contribuyendo de forma decisiva a que el Barça viviese la mejor etapa de su historia al hacerse con 14 títulos de los 18 posibles. Considerado unánimemente el mejor futbolista del momento, su talento individual se ha visto reconocido en cinco ocasiones con el Balón de Oro (2009, 2010, 2011, 2012 y 2015).

Biografía

Conocido como Leo o Pulga, su inmensa calidad ya apuntaba cuando tenía cinco años y jugaba en el club de barrio de su ciudad natal dirigido por su padre, un empleado de la industria metalúrgica, y se reafirmó cuando, a partir de sus siete años, comenzó a jugar en las divisiones inferiores del Newell's Old Boys de Rosario.

A los 10 años, a punto de dar el salto al club River Plate de Buenos Aires, se le detectó un retraso en el desarrollo óseo causado por un bajo nivel de hormonas del crecimiento; el tratamiento médico era muy costoso, los clubes no quisieron afrontarlo y su padre, que no disponía de los recursos económicos necesarios, decidió entonces emigrar a Barcelona con su familia, donde se le había presentado una posibilidad laboral. En septiembre de 2000, Leo realizaba una prueba en el F.C. Barcelona; el técnico Carles Rexach quedó maravillado con su talento futbolístico y, firmando en efecto un contrato en una servilleta de papel, como cuenta la anécdota, lo incorporó al club, que se hizo cargo del tratamiento del chico. Messi tenía entonces trece años y medía 1,40.

A partir de ese momento Messi se formaría en la Masia, centro de entrenamiento de la cantera azulgrana, donde pasó por las diferentes categorías (Infantil A, Cadete B, Cadete A, Juvenil A, Barça C y Barça B) antes de llegar al primer equipo, ya en la era del presidente Joan Laporta. Aunque participó en el amistoso que enfrentó al FC Barcelona con el FC Porto en el partido de inauguración del Estadio do Dragáo (16 de noviembre de 2003), su debut oficial en primera división con la camiseta azulgrana se produjo el 16 de octubre de 2004 en Montjuic, en el clásico derby con el Español de Barcelona.


Lo demás es historia reciente. A sus 17 años la Pulga marcaba su primer gol como profesional en el Barça en un partido contra el Albacete, y se convertía en el jugador más joven del equipo azulgrana en lograr un tanto en la Liga española. Durante esa temporada 2004-2005, las lesiones que arrastraban algunas figuras del primer equipo y su brillante trayectoria en el filial hicieron que fuese un habitual en las convocatorias y que contribuyera a la consecución del título de Liga, el primero de su palmarés.

Pero la progresión del ariete no había hecho más que empezar. La temporada 2005-2006, después de un gran debut en el trofeo Joan Gamper contra la Juventus de Turín, fue ya sin duda una buena campaña, aunque una lesión muscular lo apartó de los terrenos de juego en el tramo final de la competición. Se exhibió en el Santiago Bernabéu, en un memorable partido en el que los azulgranas vencieron al Real Madrid por 0-3, y en Stamford Bridge, en los octavos de final de la Liga de Campeones contra el Chelsea. El resultado de la temporada para el equipo de Frank Rijkaard no pudo ser mejor: ganó la Supercopa de España, la Liga y la Liga de Campeones, la segunda de su historia.

En 2006-2007 las cosas no fueron tan bien para el Barça, que no ganó ningún título importante, pero Messi deleitó a los aficionados con jugadas espectaculares que ya lo postularon entre los mejores jugadores del mundo. Entre sus momentos de gloria se cuenta el haber logrado los tres goles del Barcelona que le valieron el empate frente al Real Madrid, en el partido disputado en el Camp Nou el 10 de marzo de 2007.

Otro momento estelar en la biografía de Leo Messi fue su hazaña del 18 de abril de ese mismo año, en las semifinales de la Copa del Rey contra el Getafe, cuando eludió a cinco jugadores, portero incluido, e hizo el segundo gol de su equipo. Esta genialidad dio la vuelta al mundo y todos lo compararon con el Maradona que coronó el célebre "Gol del siglo" ante Inglaterra, en el Mundial de México de 1986. La progresión del jugador continuó en 2007-2008, una temporada difícil para el equipo, que vio cómo se agotaba el proyecto liderado por Ronaldinho y acababa la era deFrank Rijkaard en el banquillo.

El gol frente al Getafe fue de inmediato comparado con el "Gol del siglo" de Maradona

















La era Guardiola

El FC Barcelona inició la temporada 2008-2009 con un nuevo proyecto que generó un cierto escepticismo entre los culés. El presidente Laporta había confiado el banquillo a un hombre de la casa, Josep Guardiola, con buenos resultados en el filial pero sin experiencia en primera. Los más optimistas auguraban buenos resultados a largo plazo. Pero la historia fue otra. Los chicos de Guardiola, con Messi convertido en crack indiscutible, pergeñaron la campaña futbolística más apasionante en décadas. Con un fútbol de libro, alabado en Europa y en el mundo, encadenaron victorias y resultados que pulverizaron todos los récords y consiguieron lo que parecía imposible: ganar en una misma temporada la Copa del Rey, la Liga y la Liga de Campeones, un triplete histórico que nunca antes había logrado ningún equipo español.

En esta campaña, Messi completó su primera temporada sin lesiones y superó su récord de partidos jugados (51) y goles (38). El argentino fue decisivo en las finales de Copa y Champions -marcó el segundo gol del Barça en cada una de ellas-, y, entre goles antológicos, fue el artífice de dos de los seis tantos que encajó el Real Madrid en el Santiago Bernabéu.

Los tres títulos obtenidos en la temporada 2008-2009 daban acceso al club a disputar otros tantos torneos a principios de la siguiente, antes de terminar el año: la Supercopa de España, la Supercopa de Europa y el Mundial de Clubs. En todos ellos resultó vencedor el Barça, marcando un récord histórico: levantar en un solo año los seis trofeos de las seis competiciones en que participaba. No hay duda de que, junto al entrenador, la explosión de Leo Messi fue una de las claves de que la era Guardiola (2008-2012) haya pasado a la historia como la mejor del club. El equipo conquistó durante ese cuatrienio 14 títulos de 18 posibles: a los seis citados, hay que sumar otras dos Liga españolas (2009-2010 y 2010-2011), otra Liga de Campeones en 2010-2011 (la tercera de Messi y la cuarta de la historia del club), la Copa del Rey (2011-2012), la Supercopa de Europa (2011), dos Supercopas de España (2010 y 2011) y el Mundial de Clubs de 2011.

De hasta qué punto el papel de Leo Messi en tales triunfos fue determinante pueden dar una idea las estadísticas. De los 16 goles marcados por Messi en la temporada 2007-2008, pasó a anotar 38, 47, 53 y 73 tantos en los cuatro años de la era Guardiola, cifras de por sí estratosféricas que pueden indicar además, en su progresión, que aún no ha tocado techo, como lo ilustran otros aspectos en que sus números mejoran cada año. Ya no sólo hay que valorar su virtuosismo en el regate (sus cambios de ritmo rompen a los rivales hasta el punto de que el técnico del Arsenal, Arsène Wenger, lo llamó "jugador de PlayStation") y su extraordinaria precisión en los disparos y remates, sino también una visión del juego que ha hecho de él un excelente pasador: de apenas tres o cuatro asistencias de gol en sus primeras temporadas, pasó a 29 en la temporada 2011-2012.



A estas alturas ya eran muy pocos los expertos, entrenadores y colegas que no lo consideraban el mejor jugador del mundo. La prensa deportiva y las federaciones internacionales lo reconocían como tal, y además de los incontables títulos de su palmarés deportivo, el jugador acaparaba reconocimientos individuales. Ya en 2009 la revista France Football le concedió el Balón de Oro y la FIFA lo designó Mejor Jugador del Mundo. Ambos premios se unificaron un año después en el FIFA Balón de Oro, que recayó sobre el argentino en sus tres primeras ediciones (2010, 2011 y 2012) y de nuevo en 2015.

El sueño del Mundial

Con la victoria de España en el Mundial de 2010, algunos de los compañeros de Messi en el F.C. Barcelona habían logrado incluir en sus vitrinas todos los trofeos posibles; para el argentino, ésta seguía siendo una asignatura pendiente. A pesar de su contribución, y excluyendo la medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Pekín de 2008, los resultados con la selección argentina fueron mediocres. En el Mundial de Alemania (2006) no pasó de los cuartos del final.

Con la selección argentina

Mayores expectativas despertó la participación en el Mundial de Sudáfrica (2010), con el astro argentino en un momento pletórico de forma; pero el combinado albiceleste, bajo la controvertida dirección del legendario Maradona como técnico, cayó estrepitosamente frente a Alemania, de nuevo en los cuartos de final. El distinto rendimiento de Leo Messi con la selección y con el F. C. Barcelona hizo correr ríos de tinta; al final, el fútbol es un juego de equipo en el que cualquier análisis debe tomar en consideración muchos factores.

Los argentinos depositaron sus esperanzas en el Mundial de Brasil de 2014, pero hay que decir que Messi no llegaba a la cita mundialista en su mejor versión. Finalizada la era Guardiola, demostró seguir siendo el de siempre en la temporada 2012-2013 con Tito Vilanova (el segundo de Guardiola) en el banquillo, y el club se llevó la liga con récord de puntos; una lesión del crack argentino en el tramo decisivo de la temporada impidió triunfos mayores. Pero a principios de la temporada siguiente, con su compatriota Tata Martino como entrenador, una recaída en la lesión lo apartó dos meses de los terrenos de juego, y aunque el Barça tuvo opciones hasta el final, la temporada 2013-2014 se cerró sin ningún título y con un Messi menos inspirado que en las campañas precedentes.

Ciertamente, ni la selección argentina ni Leo Messi brillaron especialmente en el Mundial de Brasil de 2014. Si bien los albicelestes empezaron ganando todos los partidos, lo hicieron siempre por la mínima, y fue necesario acudir a las tandas de penaltis para superar las semifinales. En la final contra Alemania, que venía de humillar a los anfitriones por un inaudito 7 a 1, los argentinos supieron frenar el embate germánico y dispusieron de oportunidades, pero acabaron perdiendo en la prórroga. Considerando el juego exhibido, el subcampeonato fue un buen resultado; los argentinos no lo habían logrado desde los tiempos de Maradona. Messi fue además distinguido con el Balón de Oro del Mundial, pero el sueño de conquistar el preciado título quedó otra vez pospuesto.

La era Luis Enrique

A estos relativos fracasos con la selección argentina debe contraponerse, después de dos temporadas difíciles, un nuevo resurgimiento del esplendor del Barça con el desembarco como técnico de Luis Enrique, antiguo jugador azulgrana que, tras su incorporación a principios de la temporada 2014-2015, justo a la finalización del Mundial, ha sabido dotar al equipo de nuevos registros más allá del fútbol «al primer toque» de Guardiola, reforzando su verticalidad (con precisos pases largos que sorprenden y superan las líneas rivales) y la potencia del contraataque.

Sumando a ello la plena recuperación de Leo Messi y su perfecto entendimiento con las nuevas incorporaciones en la delantera (el extremo brasileño Neymar, joven promesa y probable sucesor de Messi, y el uruguayo Luis Suárez como killer o rematador), el Barcelona reeditó en la temporada 2014-2015 los éxitos de 2009 adjudicándose por segunda el vez el triplete (la Liga española, la Copa del Rey y la Liga de Campeones), y a punto estuvo de igualar los seis títulos en año natural al proclamarse campeón de la Supercopa de Europa y del Mundial de Clubes al inicio de la temporada 2015-2016. El comienzo de esta nueva etapa no augura sino nuevos y arrolladores triunfos a la maquinaria azulgrana y a su principal estrella, convertido ya a sus 28 años en «leyenda en activo» del deporte más popular del planeta.




DIEGO ARMANDO MARADONA


(Buenos Aires, 1961) Futbolista argentino, uno de los más grandes de la historia, comparado a menudo con el legendario Pelé. Si bien su habilidad con el balón y su depurada técnica igualaron la del brasileño, la trayectoria de Maradona fue mucho más irregular: su carácter difícil, los problemas de salud y la adicción a las drogas malograron parte de su carrera, pero no impidió que su genialidad brillase en numerosas ocasiones. Tras ganar en 1979 el campeonato mundial juvenil con la selección de su país y triunfar dos años después en el Boca Juniors, inició un periplo europeo que lo llevó al F.C. Barcelona (1982-84), el Nápoles (1984-91) y el Sevilla (1992-93). De regreso a Argentina jugó en el Newell's Old Boys y en el Boca Juniors antes de retirarse en 1997. Con la selección argentina participó en cuatro mundiales y se alzó con el título mundial en el de México (1986), en el que tuvo una portentosa e inolvidable actuación.

Diego Armando Maradona

El futbolista más popular de Argentina nació, según consta en el Registro Civil, el día 30 de octubre de 1961 en Lanús, aunque todos lo identifiquen como el Pelusa de Villa Fiorito, donde transcurrió su infancia y desde donde saltó a la fama. A los nueve años inició su romance con el fútbol, cuando actuaba en un equipo infantil conocido como Los Cebollitas. Don Diego, su padre, regentaba una canchita en el barrio y dirigía el equipo Estrella Roja, al que Diego hijo accedió siendo adolescente y a despecho de sus compañeros de más edad. Estudió en el colegio comercial Avellaneda, pero no terminó el primer año del secundario, pues pasaba sus horas haciendo jueguitos (casi malabares) con la pelota.

Fichado por Argentinos Juniors, debutó en la primera división en 1976, diez días antes de cumplir dieciséis años. Siguió jugando en Argentinos Juniors hasta 1980, y si bien su equipo no obtuvo ningún campeonato, Maradona fue el máximo goleador de los torneos argentinos de los años 1978, 1979 y 1980. En 1979 formó parte de la selección juvenil que ganó el campeonato del mundo. En 1981 pasó al Boca Juniors (el River Plate también intentó contratarlo), equipo con el que salió campeón ese mismo año.

La aventura europea

Ya por entonces los clubes del viejo continente eran el destino natural de las grandes promesas del fútbol americano, y Maradona era la más destacada. Contratado en 1982 por el Fútbol Club Barcelona por 1.200 millones de pesetas (7,2 millones de euros, una cifra astronómica en la época), consiguió con los azulgranas la Copa de la Liga, la Copa del Rey (ambas en 1983) y la Supercopa de España (1984), pero una hepatitis y una lesión importante perjudicaron su rendimiento. De nuevo por una cantidad astronómica pasó en 1984 al Nápoles, con el que ganó las ligas de 1987 y 1990, la copa UEFA de 1989 y la Supercopa de Italia de 1991.

Con la camiseta del F. C. Barcelona

Durante su etapa italiana contrajo matrimonio con Claudia Villafañe, de la que tendría dos hijas, Dalma y Giannina. Maradona permaneció en el Nápoles hasta 1991, año en que un control antidopaje detectó consumo de cocaína, por lo que fue suspendido durante quince meses. Poco después fue detenido en Buenos Aires en una redada policial. El 28 de abril de 1992 quedó en libertad y tuvo que afrontar una acusación de suministro y tenencia de drogas.

Su carrera internacional finalizó tormentosamente en el Sevilla, equipo con el que no llegó a completar la temporada 1992-1993. Cuando regresó a Argentina tras su experiencia europea, actuó en el club rosarino Newell's Old Boys (1993-1994) y, después de cumplir la suspensión impuesta en 1994 por la autoridad futbolística internacional (FIFA), volvió a vestir la camiseta de Boca Juniors en 1995, en una temporada irregular en cuanto a su rendimiento. En octubre de 1997 anunció su retirada definitiva después de, una vez más, dar positivo en un control antidopaje.

La mano de Dios y el gol del siglo

Con la selección argentina, Maradona había lucido ya su magia en el combinado que ganó el campeonato mundial juvenil en Japón (1979). En la categoría absoluta, Maradona formó parte de las selecciones nacionales que participaron en cuatro campeonatos mundiales: los de España (1982), México (1986), Italia (1990) y Estados Unidos (1994). Se alzó con el campeonato del mundo disputado en México (1986) y con el subcampeonato en Italia (1990). En el mundial de Estados Unidos (1994) sólo llegó a disputar dos partidos; tras el segundo, dio positivo en un control antidopaje y fue suspendido.

Maradona besa la copa del mundo (México, 1986)

Donde su figura brilló con mayor intensidad fue sin duda en el mundial de México, cuando su capacidad de arrastrar a toda la defensa del equipo rival con su impresionante facilidad para la gambeta y proyección dejó pasmados a los millones de aficionados que seguían el campeonato a través de la televisión. Particularmente memorable fue su actuación en los cuartos de final: cuatros años después de la Guerra de las Malvinas, ingleses y argentinos se enfrentaban en un partido de máxima rivalidad, que terminó con la victoria de los albicelestes por 2 a 1, con dos goles de Maradona.

El primero de ellos debió haber sido anulado (Maradona metió con el puño un balón que disputaba al guardameta británico), pero no por ello es menos famoso: al preguntársele después si había marcado el tanto con la mano, Maradona respondió que había sido "la mano de Dios", y con ese nombre pasó a la historia. El segundo, justamente llamado el gol del siglo, fue una de sus genialidades difícilmente superables: arrancando de su propio campo, Maradona dribló, uno tras otro, a cinco jugadores ingleses y al portero, y marcó de un zurdazo.

El gol del siglo (Argentina - Inglaterra, México, 1986)


Profesionalmente, tras su retiro ejerció como entrenador, directivo del Boca Juniors, comentarista deportivo y presentador de televisión. A pesar de los numerosos escándalos y polémicas que protagonizó durante y después de su carrera deportiva, Maradona siguió siendo idolatrado en su país. El Pelusa supo emocionar a los amantes del fútbol y se ganó un lugar en la historia de este deporte. La canción que compuso Fito Páez (Dale alegría a mi corazón) y el tango Mago Diego, de Enrique Bugatti, son algunos de los homenajes que sus compatriotas le dedicaron.

En 2008 fue nombrado director técnico de la selección argentina de fútbol, y su gestión, como cabía esperar, fue controvertida: pese a contar con figuras de la talla de Leo Messi, a quien reconoció como su sucesor, el combinado albiceleste no pasó de los cuartos de final en el mundial de Sudáfrica de 2010.

TIGER WOODS

(Eldrick Woods; Cypress, California, 1975) Golfista estadounidense. Cuatro veces campeón del Masters de Augusta, y dos del Campeonato de la PGA, del Open de Estados Unidos y del Open Británico, está considerado unánimemente el mejor jugador que ha dado este deporte en la década de 1990, y uno de los más destacados de la historia.
Tiger Woods

Con un palmarés en el que no falta ningún título importante y numerosos récords en su haber, la figura de Tiger Woods ha traspasado las fronteras del golf, y aun del deporte, para convertirse en uno de los personajes más famosos y admirados del mundo en los albores del siglo XXI, al mismo tiempo que en un fenómeno mediático y publicitario sólo comparable a grandes mitos deportivos contemporáneos de la talla de Michael Jordan o Michael Schumacher. No obstante, lo que más llama la atención en Tiger Woods es que ha alcanzado las máximas cotas a las que puede aspirar un deportista en un cortísimo espacio de tiempo, y bastante antes que la mayoría de campeones de la historia.

Hijo de un oficial del Ejército, Earl Woods, y de una thailandesa, Kutilda, su nombre original es Eldrick, aunque su padre le apodó Tiger (Tigre) en honor a un compañero de armas durante la guerra de Vietnam. Desde muy temprana edad demostró aptitudes para el golf. Con tan sólo tres años completó un recorrido de nueve hoyos en 48 golpes y con ocho ganó su primer torneo a nivel internacional, el Optimist Junior, que conquistó en cinco ocasiones más hasta los quince años. En 1991 ganó el primero de sus tres Campeonatos Nacionales de aficionados en categoría juvenil, y en 1992 jugó por primera vez en un torneo abierto a profesionales, el Open de Los Ángeles. Entre 1994 y 1996 cursó estudios en la Universidad de Stanford, etapa en la que ganó una decena de torneos, incluido el título nacional universitario; en este mismo periodo conquistó tres Campeonatos estadounidenses de aficionados (ediciones de 1994, 1995 y 1996).

En 1995 participó en su primer torneo de Grand Slam y fue el mejor golfista aficionado clasificado en el Masters; en 1996 repitió buenas actuaciones en el Open Británico y Estadounidense, y avalado por una brillante trayectoria, este mismo año pasó al campo profesional sin haber cumplido todavía los veinte años. Aunque ya en su primera temporada se adjudicó dos títulos del circuito de la PGA, 1997 fue el año de su auténtica revelación: además de sumar cinco victorias y liderar la clasificación en ganancias del circuito americano, se enfundó su primera "chaqueta verde" del Masters después de realizar el mejor recorrido en la historia del torneo con 270 golpes, nada menos que doce de diferencia sobre el segundo clasificado y dieciocho bajo el par.


Convertido en el número uno más joven del golf mundial con sólo 21 años, en 1998 su nivel de juego no fue el esperado, de forma que sólo pudo vencer en dos torneos: el BellSouth Classic, en el circuito americano, y el Johnnie Walker Classic del circuito asiático, donde derrotó a Ernie Els después de remontar ocho golpes de desventaja. En cambio, en 1999 se mostró intratable y acumuló en su palmarés un total de nueve títulos, entre los que sobresalió su segundo torneo de Grand Slam, el Campeonato de la PGA. También esa temporada ganó la Copa Ryder con el equipo estadounidense, y la cifra de sus ganancias, sin contar contratos publicitarios, alcanzó la astronómica cifra de seis millones y medio de dólares.

No obstante, en 2000 Woods superó con creces todos sus éxitos anteriores, y con sus tres victorias en el Campeonato de la PGA, Open Británico y Open Estadounidense entró en el restringido grupo de leyendas del golf que poseen en su palmarés todos los títulos del Grand Slam del golf mundial. Es más, de haber logrado el triunfo en el Masters, en el que finalizó en la quinta plaza, se hubiera convertido en el único golfista de la historia en conseguirlo el mismo año; sólo Ben Hogan estuvo tan cerca como él de lograr tal gesta en 1953. Su dominio durante esta temporada fue apoteósico: tanto en el Open Británico como en el de Estados Unidos estableció las mejores tarjetas, 272 y 269 golpes respectivamente, y en este último estableció la más amplia ventaja en toda la historia del Grand Slam, con quince golpes. Conquistó además otros siete torneos, entre ellos el Bay Hill, el Open de Canadá, el Torneo Memorial, el Beach National Pro-Am y el Johnnie Walker Classic; y, obviamente, batió su propia marca en cuanto a ganancias.

En 2001 ratificó su condición de número uno del golf mundial con cinco triunfos en el circuito americano y el segundo título en el más prestigioso de los torneos, el Masters. Cuatro años después de su incontestable victoria en Augusta, Woods volvió a vestir la preciada chaqueta verde de ganador. En 2002 firmó nuevas victorias en los circuitos europeo y estadounidense y logró su tercer triunfo en el Masters, para igualar una gesta que a lo largo de toda la historia del torneo sólo habían conseguido Jimmy Demaret, Sam Snead, Gary Player y Nick Faldo.

El segundo "grande" de la temporada y octavo de su carrera llegó en el mes de junio con un nuevo triunfo en el Open de Estados Unidos. Pero sus posibilidades de lograr los cuatro títulos de Grand Slam en el mismo año se frustraron en el Open Británico, donde Woods realizó el peor recorrido de toda su trayectoria profesional en la penúltima jornada y perdió todas las opciones de victoria. Tampoco pudo lograr el triunfo en el torneo de la PGA 2002, donde fue segundo por detrás del casi desconocido Rich Beem.

Una lesión de rodilla le mantuvo apartado del green en las primeras citas de la temporada 2003, pero reapareció con victoria en el torneo de San Diego (California) y ganó también el Accenture en Carlsbad; un triunfo que le convirtió en el primer golfista que se adjudicaba los cuatro torneos de las Series Mundiales (Accenture, NEC Invitational, American Express y la Copa del Mundo). Acudió a Augusta con la etiqueta indiscutible de gran favorito, pero su actuación en el Masters fue decepcionante; no tuvo opciones para luchar por el triunfo, que, finalmente, se adjudicó el canadiense Mike Weir. También fueron discretos sus concursos en el Open USA, el Open británico y el Campeonato de la PGA, de modo que el californiano concluyó el año en blanco en lo que se refiere a títulos de Grand Slam.

Igual actuación tuvo en el año 2004, en el que no consiguió adjudicarse ningún torneo grande. A pesar de ello, superó el récord de semanas como número uno (332 consecutivas) que poseía el australiano Greg Norman, hasta que el fiyiano Vijay Singh se lo arrebató en el mes de septiembre, tras ganar este último el Torneo Norton, celebrado en Massachusetts (Estados Unidos).

En abril de 2005 recuperó el terreno perdido al adjudicarse de nuevo, por cuarta vez, el Masters de Augusta con una espectacular tarjeta de 276 golpes y 12 bajo par. Con este sumaba nueve Grand Slam, número que incrementó el julio de ese mismo año con el Open Británico (276), al igual que hiciera en el verano del siguiente año, en la edición de 2006 (270). Con ello se situó en la tercera posición de la lista de los golfistas más laureados de la historia, por detrás de Jack Nicklaus (18 grandes) y Walter Hagen (11). Este gran triunfo fue refrendado poco después, cuando se adjudicó el Campeonato de la PGA por tercera vez. En diciembre de 2009, el golfista saltó a los medios de todo el mundo por hechos extradeportivos: Tiger Woods declaró a la prensa que dejaba el golf "indefinidamente" para solventar los problemas surgidos en su matrimonio a raíz del descubrimiento de sus frecuentes infidelidades. Algunas empresas que lo patrocinaban le retiraron su apoyo, dejándolo en una difícil situación.


TOP 10 GOLES DAVID BECKHAM


DAVID BECKHAM

El futbolista británcio David Robert Joseph Beckham nació el 2 de mayo de 1975 en el barrio residencial londinense de Leytonstone, adonde, en 1969, se trasladaron desde Hoxton sus padres, el empleado de la compañía de gas y frustrado futbolista David Edward Ted Beckham y la peluquera Sandra West, con la que, además, tendría dos hijas, Lynne (1972) y Joanne (1982).

Pasión por el fútbol

Desde que David empezó a andar, su padre le transmitió sus dos grandes pasiones: el fútbol y el Manchester United, que a la sazón era un equipo más bien mediocre, pues no ganaba una Liga desde 1975. A los ocho años de edad David empezó a jugar en el equipo del barrio, el Ridgeway Rovers, con el que marcó más de cien goles en tres temporadas.

A los once años su vida dio un giro radical tras ganar, en Old Trafford, el famoso concurso de habilidades futbolísticas que organizaba el legendario sir Bobby Charlton. No sólo ganó el trofeo, cuyo premio era participar durante dos semanas en los entrenamientos con las promesas de la Masía del F. C. Barcelona, sino que batió el récord de puntos del certamen. Aquel día, él y su padre se conjuraron -si no se lo quedaba el Barça- para regresar al mítico césped del Manchester United.

David Beckham

Aquella euforia se esfumó de repente cuando Beckham no recaló en el F. C. Barcelona («Algún día volveré al Barça», gritó con rabia en su despedida de la Ciudad Condal), y tras ser rechazado en las pruebas efectuadas por dos equipos capitalinos de más renombre que el de su barrio: el Tottenham Hotspur y, lo que es más sorprendente, el modesto Leyton Orient.

Aunque desilusionado, David no se rindió y jugó en el Leytonstone, al tiempo que perfeccionaba su técnica en la Essex School, sin saber que, tras el concurso, los ojeadores del Manchester United seguían sus pasos por orden del propio entrenador, Alex Ferguson, quien el 1 de julio de 1991 lo fichó personalmente para las categorías inferiores.

En Manchester no se alojó en las instalaciones del club, sino en casas de acogida. Las dos primeras experiencias fueron nefastas, hasta que recaló en el hogar de los señores Kay, Annie y Tommy, con los que convivió más de dos años y a los que considera como sus segundos padres.

Cuando ya estaba acomodado, sus sueños empezaron a hacerse realidad en 1992, año en que junto a Beckham surgió la mejor hornada de la historia del Manchester, con nombres como Micky Butt, Ryan Giggs, Paul Scholes o los hermanos Neville, en un equipo juvenil que, no sólo ganaba, sino que imprimió un nuevo estilo de juego al anclado fútbol británico.

Eran jóvenes de dieciséis y diecisiete años a los que Ferguson seguía desde la grada, hasta que ganaron la Copa juvenil ante el Crystal Palace, a fines de 1992. Entonces comenzó a gestar en su mente la leyenda de los Fergie babes (en un claro paralelismo con los míticos Busby babes liderados por Charlton que conquistaron Europa en los años cincuenta), que, encabezados por el francés Eric Cantona y por un jovencísimo Giggs, que ya había dado el salto al primer equipo, ganarían un nuevo título de Liga para el Manchester en la temporada 1992-1993.

Beckham debutó con el primer equipo el 23 de septiembre de 1992 en un partido de Copa contra el Brighton. A partir de aquel día entrenó con los mayores, pero no jugaba en la Liga porque el Manchester funcionaba a la perfección. Tuvo que esperar hasta la temporada 1994-1995, en la que marcó su primer gol el 7 de diciembre de 1994 en su debut en la Liga de Campeones frente al Galatasaray, cuando aún no había debutado en la Premier League. David, que desde el 23 de enero de 1993 había firmado su primer contrato profesional, se impacientó. Más aún, cuando Ferguson le preguntó si, para la temporada 1994-1995, aceptaría una cesión al modesto Preston, de la Tercera División, con el que jugó cinco partidos y marcó dos goles.

Un ídolo para el Manchester United

En el meridiano de la Liga el medio campo del Manchester quedó mermado por las lesiones, y Ferguson recurrió por fin a Beckham, quien debutó en la Premier League el 2 de abril de 1995, contra el Leeds United. Aquella temporada el Manchester fue subcampeón y Beckham jugó sólo cuatro partidos.

En 1995-1996 se afianzó ya en el primer equipo, con el que jugó treinta y tres partidos y marcó siete goles, demostrando ya que era el mejor centrador del mundo y uno de los jugadores que mayor técnica atesoraba en el lanzamiento de faltas. Estas cualidades no pasaron desapercibidas, y el 1 de septiembre de 1996 debutó con la selección, con la que ha disputado más de cincuenta encuentros y de la que es capitán desde 1999. Siguió jugando en el Manchester, del que pronto se convirtió en el líder indiscutible, con un promedio de treinta y tres partidos por temporada y una media de ocho goles, la mayoría de ellos mediante magistrales lanzamientos de falta.

En su palmarés figuran seis títulos de Liga, una Liga de Campeones y una Copa Intercontinental (1999) y dos Copas de Inglaterra (1996 y 1997), aparte de otros trofeos menores. A título personal ostenta muchos galardones, aunque nunca ha podido ganar el Balón de Oro: Jugador del Mes de la Liga y Jugador Joven del Año (1996), de nuevo Jugador Joven del Año y Sir Matt Busby (1997), Centrocampista Europeo del Año y Balón de Plata europeo por detrás de Rivaldo (1999), Mejor Deportista Británico del año y de nuevo Balón de Plata por detrás de Figo (2001) y Balón de Bronce tras Ronaldo y Zidane (2002). Por otra parte, en noviembre de 2003 fue nombrado caballero de la Orden del Imperio Británico.

Un matrimonio explosivo

Su boda, en 1997, con la ex Spice Girl Victoria Adams multiplicó el atractivo del futbolista para las firmas comerciales y los medios de comunicación. Todo lo que toca lo convierte en dólares, que es la moneda con la que cobra. Durante sus largos años en el Manchester, entre ficha e ingresos atípicos ganó un promedio de 15 millones de euros anuales. Se atreve con todo, hasta ha llegado a cantar en uno de los discos de su esposa, en la canción Out of your mind.

Victoria Adams en su llegada a Madrid

La cantante pareció haber arrinconado en buena medida su carrera para convertirse en dueña y señora de la proyección de su marido y del Beckingham Palace, como es denominada la mansión de los Beckham y donde, hasta que David fichó por el Real Madrid, celebraba a menudo fiestas a su imagen y semejanza, con la presencia de incondicionales como Elton John o Joan Collins.

Con Victoria tiene dos hijos: Brooklyn (5 de marzo de 1999), así llamado porque fue concebido en este famoso barrio neoyorquino, y Romeo (1 de septiembre de 2002), en homenaje a Shakespeare.

La fama de la pareja tiene empero un precio: en 2000 intentaron secuestrar a su primogénito. Por ello ha debido rodearse de extremas medidas de seguridad. Aparte de ésta, el Spice Boy o Becky, dos de sus apodos que han hecho mayor fortuna, ha recibido otras amenazas, hasta de muerte, como cuando en el Mundial de 1998 fue expulsado por una niñería e Inglaterra cayó eliminada por Argentina.

Beckham es todo un negocio, por ello lo fichó seguramente, en junio de 2003, Florentino Pérez, que para el puesto ya tenía a Figo, quitándoselo además al flamante presidente del F. C. Barcelona, Joan Laporta, quien había prometido su fichaje a la afición barcelonista en su campaña electoral. Al Real Madrid, que lo adquirió por 35 millones de euros y por una ficha anual de 6,5 millones, le deberá entregar el 50 % de sus contratos de imagen.

La llegada de Beckham a Madrid fue todo un acontecimiento. Llegó a Torrejón de Ardoz en avión privado y movilizó a miles de aficionados que querían acercarse a su nuevo ídolo. Un olor de multitudes que se repitió pocos después durante la gira asiática del equipo blanco.

Beckham es un hombre pulcro y maniático. Está obsesionado con el orden, y en su casa se viste de manera que los colores de la ropa sintonicen con el color de la habitación en cuestión y con los muebles. Lleva tatuados los nombres de su esposa e hijos y cambia continuamente de look. Y hasta se ha atrevido con pareos, diademas y diamantes, algo que parecía reservado a las mujeres.

Le apasionan los coches, sobre todo los Ferrari y los Bentley, y es un practicante consumado del golf y amante del cine; de hecho es el ídolo de la protagonista en la película Quiero ser como Beckham, la historia de una joven de origen hindú que pasa mil dificultades hasta cumplir sus sueños futbolísticos





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MICHEL SCHUMACHER





F1 CANADA 2005 QUALIFYING






MICHAEL SCHUMACHER


(Hurt Hermuelhlheim, Alemania, 1969) Piloto alemán de Fórmula 1, el más laureado de la historia de la especialidad: con sus siete títulos mundiales superó los cinco del mítico Fangio y pasó a ser considerado el mejor piloto de todos los tiempos. En 1994 consiguió su primer título mundial con la escudería Benetton, convirtiéndose a los veinticinco años en el más joven campeón de la categoría reina del automovilismo, con dieciséis días menos que el brasileño Emerson Fittipaldi. Repitió el triunfo en 1995 y, tras pasar a Ferrari, se proclamó campeón mundial en cinco temporadas consecutivas (2000-2004).

Hijo del propietario de una pista de karts, a los cuatro años su progenitor le regaló un coche de pedales y, poco después, le acopló un pequeño y viejo motor. Michael Schumacher practicó con aquel artefacto durante un tiempo, hasta que su padre le regaló un kart de verdad, con el que a los quince años se proclamó campeón júnior de Alemania. Luego ganó otras muchas competiciones de esta categoría, como los campeonatos de Alemania y de Europa sénior en 1987.

Michael Schumacher


En 1988, con un monoplaza, fue campeón de la Fórmula Koning alemana. Los éxitos (ganó 10 de 11 carreras) lo apartaron de las aulas, y se empleó en el taller mecánico del concesionario Volkswagen de su ciudad natal. Aquel mismo año compitió en la Fórmula Ford 1600, consiguiendo el segundo puesto en el Campeonato de Europa y el sexto en el del Mundo.

En 1989 ascendió a la Fórmula 3, campeonato en el que sólo fue superado por su compatriota Karl Wendlinger. Aquellos buenos resultados le sirvieron de carta de presentación para entrar en Junior Team de Mercedes, escudería a la que representó en el Campeonato del Mundo de Sport Prototipos en 1990, formando pareja precisamente con Wendlinger, a quien superó en victorias.

En 1991 debutó en la Fórmula 1, en el Gran Premio de Bélgica, con el permiso de Mercedes. Sólo disputó aquella carrera con el equipo irlandés, pues el director del aún flamante equipo Benetton, Flavio Briatore, con quien formaría un dúo excepcional, lo fichó para la escudería italiana, donde tuvo que vérselas con el tricampeón brasileño, Nelson Piquet. El alemán llegó a superar al brasileño en algunos entrenamientos, pero la falta de experiencia le pasó factura en algunas carreras, consiguiendo sólo cuatro puntos en seis Grandes Premios. Aun así, Briatore afirmó sin titubeos: «Es lo que buscaba, un joven, muy joven piloto ambicioso. Será campeón».

Luciano Benetton se había hecho cargo de la escudería automovilística en 1989. Algunos creyeron que sólo se trataba de un capricho del empresario de la moda, pero en cinco años su monoplaza nubló la magia de los coches clásicos: McLaren, Williams o Ferrari. El secreto, unos cincuenta millones de euros de presupuesto anual y doscientos empleados que trabajaban a ritmo de alta tecnología en la ciudad británica de Enstone, cerca de Oxford. Entre los técnicos destacaban Tom Walkinshaw, antiguo director de Jaguar, y el mánager del equipo, el español Joan Villadelprat.

El aterrizaje de Schumacher en Benetton frustró los planes de Mercedes, que ambicionaba un retorno triunfante al circuito. La marca de la estrella quería formar pilotos germanos. Con este objetivo había desarrollado un minucioso plan de trabajo para seleccionar a los más dotados y formarlos en todos los aspectos. Y Schumacher no debió de perder el tiempo mientras estuvo allí, como lo reflejan estas palabras de agradecimiento: «Me encantaría ser un día su primer piloto. Como alemán, si estuviera libre, me haría muy feliz unirme a ellos para trabajar en un proyecto serio con garantías de éxito».

En 1992, al conseguir su primera victoria en el circuito belga de Spa Francorchamps, donde había debutado un año antes, se perfiló ya como el probable campeón del futuro. Tenía veintitrés años; antes de él, sólo Jacky Icks y Bruce McLaren habían conseguido un éxito tan precoz. Acabó el año en tercer lugar de la clasificación general, con cincuenta y dos puntos, después de subir al podio en siete ocasiones. Sin embargo, al año siguiente aún no confirmó las expectativas, y terminó en cuarta posición de la general, con una victoria en el Gran Premio de Portugal.

Siete títulos mundiales

Al iniciarse el campeonato de 1994, Schumacher fue considerado como el único opositor capaz de batir a Ayrton Senna, apreciación que confirmó al ganar las dos primeras carreras, en São Paulo y en TI Aida. El alemán llegó a distanciarse veinte puntos del brasileño, pero el gran duelo que, según todos los indicios, ambos iban a dirimir hasta la última carrera pasó a la historia a las 14.17 horas de aquel fatídico 1 de mayo, cuando Senna, que comandaba el Gran Premio de San Marino, se estrelló contra un muro nada más tomar la curva de Tamburello. El automovilismo mundial perdía a su ídolo más carismático, y Schumacher, casi al mismo tiempo, pasaba de aspirante a heredero. La muerte de Senna le dejaba el camino expedito y consiguió ocho victorias en otros tantos Grandes Premios.


Schumacher embutido en su Ferrari

En 1995 repitió triunfo con Benetton y un año más tarde fichó por Ferrari con el objetivo de relanzar el palmarés de la mítica marca italiana. Estuvo durante cuatro años a punto de lograr el triunfo, pero por una serie de razones (entre ellas un accidente en 1999 en el que se fracturó las dos piernas) tuvo que resignarse a acumular victorias parciales hasta el año 2000, temporada en la que se proclamó campeón del mundo, algo que no lograba Ferrari desde 1979. En 2001 no sólo ganó nuevamente el campeonato, sino que obtuvo su victoria número 52 en Grandes Premios, batiendo así récord que hasta entonces ostentaba el piloto francés Alain Prost.

De forma unánime, Schumi logró el reconocimiento internacional como mejor piloto de la historia, una auténtica leyenda situada a un peldaño del histórico Juan Manuel Fangio, el piloto argentino que en la década de los cincuenta fue cinco veces campeón del mundo; una gesta sólo al alcance del "Barón Rojo" de la Fórmula 1. Camino de emular a Fangio, Schumacher comenzó el Campeonato del Mundo de 2002 con una clara victoria en el G.P. de Australia, la número 54 de su cuenta particular y la tercera consecutiva en el circuito de Melbourne. Después sólo necesitó disputar diez pruebas más, en las que logró otras siete victorias (Brasil, San Marino, España, Austria, Canadá, Gran Bretaña, Francia), dos segundos puestos (Mónaco, Europa) y un tercero (Malaisia), para proclamarse pentacampeón mundial. Igualó así el récord de Fangio, pero además logró el título a seis pruebas del final del campeonato y arrebató a Nigel Mansell la marca conquistada en 1992, cuando el británico fue campeón a falta de cinco carreras.

El arranque del Mundial 2003 resultó más irregular de lo esperado para el piloto alemán, que no logró subir al podio en los dos primeros G.P. del año y, en el tercero, abandonó el circuito; una circunstancia que no protagonizaba desde muchas carreras atrás. Todo cambió en San Marino, cuarta cita del campeonato, donde Schumi logró un triunfo especialmente emotivo pocas horas después de conocer el fallecimiento de su madre en Colonia.

Con un golpe soberano de autoridad, también fue primero en Montmeló y en el G.P. de Austria y comenzó a fraguar la consecución de su sexta corona mundial. Volvió a subir a lo más alto del podio en Canadá y, pese a no demostrar la hegemonía de otras temporadas, el piloto de Ferrari se ocupó de puntuar en todos los G.P. para mantener la regularidad necesaria en todo aspirante al campeonato. Dos triunfos consecutivos en Italia y Estados Unidos colocaron a Schumi a un solo punto del título; una posición de privilegio para convertirse en el piloto más laureado de la historia. Todo debía dirimirse en el Gran Premio de Japón, última cita de la temporada, y en el circuito asiático el Barón Rojo cumplió su cometido: fue octavo y sumó a su casillero el punto que le otorgaba el sexto campeonato del mundo de su carrera; los cuatro últimos de manera consecutiva.

El 29 de agosto de 2004 sumó un nuevo título mundial a su palmarés, el séptimo, a falta de cuatro pruebas, tras lograr el segundo puesto en el Campeonato de Bélgica, por detrás de Raikkonen. Con un inicio fulgurante, con victoria en las cinco primeras pruebas, Schumacher sumó un total de trece victorias (Australia, Malaisia, Bahrein, San Marino, Montmeló, Nürburgring, Canadá, EE.UU., Francia, Gran Bretaña, Alemania, Bélgica y Japón) y 148 puntos, 34 por encima del segundo clasificado, Barrichello. Destacan además sus nueve poles, marcas todas que acreditan un excelente año y que encumbraron al piloto de Hürt-Hermülheim como el mejor de todos los tiempos.

Aunque en sus dos últimas temporadas no pudo repetir sus triunfos con Ferrari ante el empuje de las nuevas hornadas de pilotos y las escuderías ascendentes (Fernando Alonso con Renault, Kimi Raikkonen con McLaren), en 2005 terminó tercero en la general y en 2006 se despidió nada menos que con el subcampeonato; meses antes había anunciado ya su decisión de retirarse al final de la temporada. No sería un retiro definitivo: con hambre de motor, Schumacher volvió a la competición en 2010, con 41 años de edad, y disputó con la escudería Mercedes los campeonatos de 2010, 2011 y 2012, con resultados ciertamente discretos.

Apartado finalmente del automovilismo, no dejó de cultivar sus múltiples aficiones deportivas, y no tardó ni un año en ser de nuevo portada de los medios: el 29 de diciembre de 2013, mientras esquiaba fuera de pista en Méribel, en los Alpes franceses, Michael Schumacher sufrió un aparatoso accidente que lo dejó en estado crítico.

Polémico y disciplinado

Si como piloto fue un dechado de virtudes, a nivel humano su comportamiento estuvo envuelto a menudo en la polémica. Siempre alegre y extravertido, parecía más un latino que un germano, pero su engreimiento y su carácter altivo le perjudicó en sus relaciones con sus colegas de profesión e incluso con los periodistas alemanes. Le robó la novia, Corinna, a su amigo Heinz-Harald Frentzen, otro prometedor piloto de la nueva escuela alemana; no daba un paso si no había dinero por delante, y era extremadamente exigente con su imagen externa, hasta el punto de que en una ocasión solicitó cuatro monos distintos y ninguno le satisfizo porque apreciaba alguna pequeña arruga.


Schumacher y Barrichello

Desde que firmó un contrato de casi quince millones de euros anuales con Benetton pudo satisfacer todos sus deseos: viaja en un reactor privado, en su garaje tiene un Bugatti, un Mercedes, un Ferrari y un Ford Scorpio, mientras que en el puerto de Montecarlo, donde fijó su residencia, se balancea su segundo yate. Su figura, perfilada con muchas horas de preparación física en el gimnasio, comenzó a hacerse familiar en las portadas de las revistas.

Pero a pesar de su irresistible ascensión, fue el arquetipo del piloto moderno: mantenía la cabeza fría y demostraba una madurez impropia de su edad. Llevaba una vida ordenada en todo, desde el régimen alimentario hasta la preparación física, y dosificaba su presencia en actos sociales. Superó en pocas semanas el shock que le produjo la muerte de su ídolo, Ayrton Senna, y quizás esa seguridad en su buena estrella («No sirve de nada angustiarse con el riesgo de perder la vida, sobre todo en plena carrera», declaró) y la aceptación del destino («Mi muerte vendrá cuando esté escrita») es lo que le permitió desafiar los límites con absoluta insolencia: «Rodar al límite es algo especial, cuando sientes que el coche va perfecto. La sensación que te da es un sentimiento maravilloso de autosatisfacción».

Al margen de su pasión por la velocidad, Schumacher es un buen futbolista, sigue practicando con los karts de su adolescencia y le apasionan los deportes acuáticos y el ciclismo de montaña. En casa escucha música rock y se harta de pasta italiana, su comida preferida. Hace caso omiso a quienes le indican que tiene que ser más diplomático y menos distante, si bien parece que el primer título serenó sus ánimos.

MICHAEL PHELPS

(Michael Fred Phelps; Baltimore, 1985) Nadador estadounidense. Considerado el mejor de la historia de la especialidad, en 2004 fue la sensación de los Juegos Olímpicos de Atenas y ya en los de Pekín 2008 superó el mítico récord de Mark Spitz, al obtener ocho medallas de oro frente a las siete que su compatriota había conquistado en los Juegos Olímpicos de Munich (1972). Tras ganar en 2012 otras seis medallas en los Juegos Olímpicos de Londres, se convirtió en el deportista más laureado de la historia de los juegos.
Michael Phelps

Michael Phelps nació el 30 de junio de 1985 en Baltimore, Maryland, en el seno de una familia de clase media muy deportista. Después de practicar desde muy pequeño algunos deportes típicos de Estados Unidos (béisbol y fútbol americano), comenzó a nadar a los siete años, espoleado por sus hermanas, Hilary y Whitney; esta última fue campeona de Estados Unidos de los 200 metros mariposa en 1994, pero una lesión de espalda la obligó a una retirada prematura. Aunque el pequeño Michael le tenía miedo al agua, en su biografía explica que se refugió en las piscinas para no oír las discusiones entre sus padres, que poco después se divorciarían.

Bow Bowman, el descubridor de un talento

A los once años se cruzó en su vida el técnico Bow Bowman, quien pronto se percató de sus cualidades innatas para la natación. Con él empezó a entrenar en el North Baltimore Aquatic Club. De hecho, el prestigioso técnico se convirtió en su segundo padre, ya que con su padre biológico, un policía retirado, apenas mantuvo relación desde que se separó de su madre, antigua maestra que desde 1999 trabajaba como administrativa del club al que pertenecía Michael.

En 2000, apenas cumplidos los quince años, Phelps participó en los Juegos Olímpicos de Sydney. Logró un meritorio diploma al ser quinto en los 200 metros mariposa. En 2001 ganó su primer título absoluto: la medalla de oro de los 200 metros mariposa en el Mundial de Fukuoka (Japón), prueba en la que estableció, además, un nuevo récord del mundo (1 minuto 54,58 segundos), convirtiéndose en el plusmarquista más precoz de la historia. En 2002, en los Pan Pacific Games, ganó cuatro medallas de oro a título individual y una de plata en los relevos 4 x 200 metros libres.

En 2003 batió ocho récords mundiales en cuarenta y un días, varios de ellos de calibre insospechado. Aquel año, en el Mundial de Barcelona, se reveló al mundo como el nadador con mayor proyección de la historia, al ganar, con apenas dieciocho años y a título individual, tres medallas de oro: 200 metros mariposa, prueba en la que en semifinales batió el récord del mundo (1 minuto 53,93 segundos), 200 metros estilos (1 minuto 56,04 segundos, récord del mundo) y 400 metros estilos (4 minutos 9,09 segundos, récord del mundo).



A esos títulos sumó la medalla de plata en 100 metros mariposa; en las semifinales de esta prueba había batido también el récord del mundo (51,10 segundos), pero en la final fue superado por el mejor nadador de este estilo, su compatriota Ian Crocker. Conquistó además la medalla de plata de 4 x 200 metros libres como integrante del cuarteto estadounidense. A partir de entonces ya se hicieron familiares los apodos que le impusieron los periodistas: «Bala de Baltimore», «Niño Prodigio» o «Tiburón de Baltimore».

Plusmarquista olímpico

En Atenas 2004 se adjudicó las medallas de oro de 100 metros mariposa (51,25 segundos), 200 metros mariposa (1 minuto 54,04 segundos), 200 metros estilos (1 minuto 57,14 segundos), 400 metros estilos (4 minutos 8,26 segundos, récord mundial), 4 x 200 metros estilos y 4 x 100 metros estilos, prueba en cuya final no compitió, pero en la que se ganó el derecho a la medalla por haber participado y vencido en las semifinales, como establecía el nuevo reglamento. La por entonces joven promesa de la natación estadounidense ganó además dos bronces: 200 metros estilos (1 minuto 45,32 segundos) y 4 x 100 metros libres.

Sólo un atleta en la historia de los Juegos Olímpicos había ganado ocho medallas en una misma olimpiada: el soviético Alexander Dityatin en gimnasia (tres de oro, cuatro de plata y una de bronce) en Moscú ’80. Con los seis oros, Phelps igualó la marca de la nadadora Kristin Otto, y se quedó a una de las de Mark Spitz, quien no hay que olvidar que tuvo un calendario menos complicado y compitió sólo en los estilos libre y mariposa, muy similares técnicamente, y en los 100 y 200 metros, que son virtualmente lo mismo. Spitz ganó además tres oros en los relevos, en una época en que los cuartetos estadounidenses eran invencibles.

En cambio Phelps, en Atenas, alternó los cuatro estilos en distancias que iban de los 100 a los 400 metros, y en relevos sólo se adjudicó dos medallas de oro. El proceso para alcanzar la final también fue más intenso, pues Spitz sólo compitió en catorce carreras en ocho días, mientras que Phelps tuvo que hacerlo en diecinueve. Un ejemplo de la presión que le tocó soportar en Atenas ocurrió el 19 de agosto, fecha en la que, tras superar el récord de los 100 metros mariposa en las semifinales, ganó la final de los 200 metros combinados tan sólo 20 minutos después.

La personalidad de un campeón

Al acabar la secundaria, Michael Phelps interrumpió los estudios para dedicarse en exclusiva a la natación. De hecho, era único componente del equipo estadounidense que pasaba de amateur a profesional sin haber competido en los campeonatos universitarios. Su físico no es imponente como el de otros campeones (Ian Thorpe, Johnny Weissmuller o el citado Spitz), pero mide 1,95 y pesa 88 kilos; sus brazos abiertos tienen una envergadura de 2,04 metros y calza un 46. Todo ello hace que el agua sea casi su medio natural.

De carácter más bien serio (ni siquiera solía sonerír cuando acababa de ganar una prueba), alcanzó la hegemonía en todos los estilos a base de esfuerzo: entre 1998 y 2004, por ejemplo, sólo dejó de entrenar cinco días. Como norma nadaba 80 kilómetros por semana, para lo que necesitaba cinco horas de entrenamiento diario. Cuando no entrenaba, solía dormir, y antes tirarse a la piscina tenía la costumbre de escuchar música del rapero Eminem o de 50 Cent. Su rutina diaria se reducía, pues, a dormir, entrenar y comer para ganar peso. Necesitaba, según sus médicos, siete mil calorías diarias para abastecer su organismo de las energías que gastaba en los entrenamientos. Sus desayunos eran pantagruélicos: solía engullir ocho huevos fritos con sus correspondientes tostadas. El único «capricho» que se permitía era jugar al baloncesto o al fútbol de vez en cuando. También solía «tunear» su ranchera Cadillac Escalade, que se compró con sus primeros ingresos y a la que ha dotó de pantallas de televisión en los reposacabezas, un equipo de sonido estereofónico con tres reproductores de CD y unas llantas de medio metro de anchura.



Entre las razones que explican el excepcional rendimiento de este nadador, que iba pronto a convertirse en leyenda de la historia mundial del deporte, se destacó la depuración de su técnica de patada (patada de delfín), que le permitía ejecutar un número elevado de movimientos de sus piernas antes de emerger a la superficie del agua y realizar la primera brazada. Otra de sus virtudes radicaba en la eficacia de la brazada, con la que conseguía una mayor longitud e impulso en un menor número de movimientos, en comparación con otros nadadores. Su propia resistencia física, por último, era el fruto de un exigente y continuo entrenamiento orientado a rentabilizar al máximo las reservas de oxígeno.

Después de los Juegos Olímpicos de Atenas se convirtió en uno de los deportistas mejor pagados, tanto por la marca deportiva Speedo, con la que tenía una cláusula reservada, como por los contratos publicitarios que le consiguió su agente, Peter Carlisle, quien también le firmó acuerdos con Visa, la entidad crediticia Argent, AT&T, Wireless, Omega y Power Bar, compañías que antes de los Juegos ya le proporcionaban unos ingresos extra de unos cinco millones de dólares anuales. Su agente se ocupaba también del lanzamiento de calendarios, de un libro sobre sus experiencias destinado a los niños y de la venta de los derechos televisivos para un especial sobre la vida de ese ídolo universal. Phelps destinó parte de sus emolumentos a obras benéficas, y se hizo voluntario de Child Life Center de la Universidad Johns Hopkins. El impacto que había producido su eclosión en 2003, año en el que eclipsó a otro fenómeno de la natación, el australiano Ian Thorpe, le valió el Premio Sullivan, destinado al mejor deportista neoprofesional.

De Pekín a Londres

Curiosamente, los técnicos del equipo de Estados Unidos consideraron, tras la proeza del nadador en los Juegos Olímpicos de Atenas, que no había estado en tan buena forma como en el Mundial de Barcelona, disputado el año anterior. Bowman predijo que Phelps alcanzaría su plenitud en los Juegos Olímpicos de 2012, y el mundo del deporte permaneció expectante. Aunque quizá Bowman se equivocó de año, era evidente que a Phelps le quedaba aún un largo recorrido, y pronto demostró de lo que era capaz. Para empezar, consolidó su carrera de forma imparable en el Mundial de Quebec 2005, donde consiguió cinco medallas de oro y una de plata, y en el de Melbourne 2007, en el que obtuvo siete oros.

Pero su consagración como la mayor figura en la historia mundial de la natación y como el deportista olímpico con mayor número de medallas de oro (14 en total) tuvo lugar en 2008, en los Juegos Olímpicos de Pekín. Allí, el estadounidense pudo cumplir el reto que se había propuesto sin éxito en Atenas 2004: superar el récord de medallas de oro de natación que ostentaba hasta entonces su compatriota Mark Spitz. Phelps se hizo con la medalla de oro en las ocho categorías en que participó (200 metros libres, 200 metros estilos, 400 metros estilos, 100 metros mariposa, 200 metros mariposa, 4 x 100 metros estilos, 4 x 100 metros libres y 4 x 200 metros libres), y en todas ellas batió la plusmarca mundial, excepto en 100 metros mariposa.

En febrero de 2009, Phelps se vio inmerso en un escándalo público al difundirse una fotografía en la que el nadador aparecía consumiendo cannabis en una reunión de ámbito privado. Como consecuencia de ese comportamiento fue suspendido durante tres meses por la Federación de Natación de los Estados Unidos. El hecho sorprendió enormemente y chocó con la imagen del nadador más divulgada entre el público, la de un deportista de alto nivel entregado ascéticamente a los entrenamientos. Probablemente se había olvidado ya un suceso similar: en noviembre de 2004 había sido arrestado por conducir en estado de embriaguez.

Algunos empezaron a insinuar que el ídolo iniciaba su declive, pero, después de su triunfo arrollador en Pekín, Phelps siguió mostrando un extraordinario estado de forma en los mundiales de natación de Roma (2009), de los que se llevó cinco medallas de oro (dos en mariposa y tres en relevos) y una de plata. La historia se repitió en 2011 en los mundiales de Shangai: cuatro medallas de oro, dos de plata y una de bronce. Con todo, algo importante estaba cambiando; no en su forma física, pero sí en su ánimo. Y en mayo de 2012 anunció públicamente que se retiraría de las competiciones después de los Juegos Olímpicos de Londres. Como principal motivo adujo su cansancio tras años y años de absorbentes entrenamientos, y la necesidad de abrir su vida a otras facetas más allá de la natación.

Phelps llegó a Londres 2012 con las dieciséis medallas que había conseguido en Atenas y Pekín, y parecía que ya no le quedaba nada por ganar. Pero faltaba un último reto: convertirse en el deportista más laureado de la historia de los juegos olímpicos, título en poder de la gimnasta soviética Larisa Latynina, que guardaba en sus vitrinas las dieciocho medallas obtenidas en tres ediciones de los juegos. Tras un inicio decepcionante, Phelps se hizo con la medalla de plata en los 4 x 100 metros libres, y el 31 de julio de 2012, en presencia de la gimnasta soviética, batió su record al obtener la medalla de plata en los 200 metros mariposa y la de oro en los 4 x 200 metros libres. Coronó su última actuación olímpica y profesional con otras tres medallas de oro en 100 metros mariposa, 200 metros estilos y 4 x 100 metros estilos: en total, seis nuevas medallas. Todos los expertos coinciden en que semejante palmarés (veintidós medallas en tres participaciones olímpicas) está destinado a permanecer largamente imbatido.




VIDEO DE LANCE ARMSTRONG


miércoles, 20 de abril de 2016

LANCE ARMSTRONG



Lance Armstrong
(1971/09/18 - Unknown)


Lance Edward Gunderson

Ciclista estadounidense



Nació el 18 de septiembre de 1971 en el Methodist Hospital del Plano, Texas, al norte de Dallas, Estados Unidos.

Hijo de Linda Gayle Mooneyham, una secretaria, y de Eddie Charles Gunderson, un directivo de The Dallas Morning News. Su bisabuelo fue hijo de noruegos inmigrantes. Sus padres se divorciaron cuando él tenía dos años; su progenitor tuvo dos hijos de otra relación. Su madre se casó con Terry Keith Armstrong, un vendedor al por mayor, quien adoptó a Lance en 1974.

Con 12 años dio inicio a su carrera deportiva como nadador en el City of Plano Swim Club llegando a ser cuarto en Texas en estilo libre de 1.500 metros. Después practicó triatlón ganando el Iron Kids Triathlon a los 13 años. Armstrong se convirtió a los 16 años en triatleta profesional y en el campeón nacional del sprint-course triathlon champion en 1989 y 1990, a los 18 y 19 años, respectivamente.


Su debut como profesional fue en 1992, con el equipo Motorola, en la Clásica de San Sebastian, España. En el año 1992 participa con una victoria de etapa en la Vuelta a Galicia y se adjudica la Clásica italiana GP Sanson. En 1993 gana el XXX Trofeo Laigueglia, en Savona, Italia, una etapa del Tour DuPont, así como cuatro clásicas del First Classic de EEUU, el Campeonato nacional de su país y una etapa de la Vuelta a Suiza.

Como corredor del Motorola se anotaría en el mes de julio de ese año su primera etapa en la octava etapa del Tour y acudió a los Campeonatos del Mundo en Oslo, donde recorre los 257,6 kms. de la prueba de fondo en carretera, empleando un tiempo de 6 horas, 17 minutos y 10 segundos. Es medalla de oro el 29 de Agosto, venciendo a Induraín Días después estrenaría su título en los Estados Unidos, con una aureola que causó sensación en su país.

En 1994, abandona el Tour cuando ocupaba el puesto 33 de la general. En este año se anota la victoria de una etapa en el Tour de Dupont y otra en el Classic de Estados Unidos.  En 1995 gana su primera carrera de la temporada en la etapa de la París - Niza, el 9 de marzo. El 7 de mayo volvería a vencer en el Tour DuPont en Greensboro, Carolina del Norte. Acude nuevamente al Tour de Francia y vence en la 18º etapa, en Limoges.

En agosto logra la victoria en la Clásica de San Sebastián. En 1996 Armstrong consigue la 60ª edición de la Flecha Valona. En mayo, vuelve a proclamarse vencedor del Tour DuPont, de Carolina del Norte, a la que añadió una Clásica Internacional, también en su país natal. En septiembre ficha por el equipo francés COFIDIS. El 8 de octubre anuncia en conferencia de prensa en Austin, Texas, que se había sometido a una operación para que le fuera extirpado un cáncer de testículos, lo que le mantuvo alejado de la competición durante todo 1997. Regresa a los entrenamientos en enero de 1998 y debutará en competición oficial del 3 al 8 de marzo de 1998, en la Clásica de Redlands, California, tras haber fichado en noviembre de 1997 por el equipo US Postal. Gana en el Criterium en Austin, Texas, dónde reúne a Induráin y Lemond para recaudar fondos para la fundación que lleva su nombre y que trabaja en la investigación del cáncer testicular.

En su regreso a Europa se anota la Vuelta a Luxemburgo, ganando una de sus etapas. A lo largo de 1998 se impone también en la Clásica de Renania y en la general de la Clásica Cascada de Estados Unidos. En la Vuelta '98 se queda a un puesto del podio, tras Olano, Escartín y Jiménez, puesto que repite en su participación en los Mundiales de Ciclismo en Carretera, celebrados en Valkenburg (Holanda).

En 1999 consigue imponerse en el Tour '99, el más rápido de la historia, consiguiendo, además, tres victorias de etapa (8ª, 9º y 19ª etapas). Vuelta a Suiza (General y dos etapas). En 2000 gana el Tour de Francia el GP Naciones el GP Eddy Merckx. En 2001 gana el Tour de Francia (y cuatro etapas). En 2002 se convierte en leyenda del ciclismo al ganar cuatro veces seguidas el Tour de Francia. En  la edición de 2003, el Tour del Centenario, iguala la marca de cinco Tours consecutivos de Miguel Indurain. En 2004 Armstrong volvió a sorprender, y volvió a ganarlo. Consiguió en total siete Tours de Francia consecutivos.

Entre los premios que se le han concedido destaca el Príncipe de Asturias de los Deportes en el año 2000. Se retiró del ciclismo profesional al inicio de la temporada 2011 tras participar en el Tour Down Under.

En agosto de 2012 la agencia antidopaje de Estados Unidos anuncia que será desposeído de todos sus títulos desde agosto de 1998, incluidos sus siete Tours de Francia, después de que el ciclista tejano anunciara que no ejercería su derecho a recurrir los cargos que se le imputan desde mediados de junio. La agencia acusa a Armstrong de potenciar su rendimiento con varias sustancias desde el año 1996 y de encubrir luego el dopaje a base de disimulos y amenazas.

El 22 de octubre de 2012 la Unión Internacional de Ciclismo (UIC) anunció que el ciclista estadounidense perdió sus siete títulos ganados en el Tour de Francia y que se le prohibe participar en competencias de ciclismo internacional."Lance Amstrong no tiene lugar en el ciclismo", declaró el presidente de UIC, Pat McQuaid. La decisión avala y va en línea con el informe de la Agencia de Antidopaje de Estados Unidos (USADA) en el que asegura haber encontrado evidencia "abrumadora" de que la exitosa carrera del ciclista era consecuencia de un sofisticado programa de dopaje.

Comenzó a salir con Kristin Richard en junio de 1997. Se casaron el 1 de mayo de 1998 y tuvieron tres hijos. La pareja se divorcio en 2003. Después se relacionó con la cantante y compositora Sheryl Crow a finales de ese mismo año. Anunciaron su compromiso en septiembre de 2005 y su separación en febrero de 2006. En marzo de 2007, comenzó a salir con la diseñadora Tory Burch. Anunciaron su separación en octubre de 2007. En julio de 2008, se relaciona con Anna Hansen y en diciembre de 2008, Armstrong anunció que Hansen estaba embarazada y, después, el nacimiento de su cuarto hijo a través de Twitter, tal como haría con su quinto hijo.


Equipos

Motorola (1992-1996)
Cofidis (1997)
US Postal/Discovery Channel (1998-2004)
US Postal Service (1998-2002)
US Postal Service presented by Berry Floor (2003-2004)
Discovery Channel Pro Cycling Team (2005)
Astana (2009)
RadioShack (2010-2011)




MUHAMMAD ALI

EL MEJOR COMBATE.























MUHAMMAD ALI


(Louisville, 1942) Boxeador estadounidense considerado el más completo de la historia. La historia de Muhammad Alí, nacido Cassius Clay, es la historia de una vocación, aupada por unas extraordinarias condiciones físicas y una inusual velocidad de reflejos, tanto de piernas como de puños. A los doce años conocía ya la soledad del cuadrilátero, y a base de trabajo diario adquirió una técnica prodigiosa. En poco más de tres lustros de actividad profesional llegó a ganar cerca de cinco mil millones de pesetas.
Muhammad Ali
Su carrera profesional se inició al conseguir la Medalla de Oro en las Olimpíadas de Roma, en 1960, en la categoría de los semipesados. En 1964 dejó K.O. a Sony Liston y le arrebató el título mundial de la máxima categoría, los pesos pesados. Apenas terminado el combate, se exhibe tomando un helado con Malcolm X, el líder político de los Black Muslims. A la mañana siguiente, Cassius Clay se convierte en Muhammad Alí, y anuncia al mundo que abraza la fe musulmana. Sus promotores le aconsejan abjurar de sus correligionarios, pero Alí se niega airadamente.
En 1967, al ser llamado a filas, rehusó ir a combatir en la guerra de Vietnam, y se declaró objetor de conciencia por razones religiosas. La respuesta del Estado fue severa: se le retiró el título, la prensa oficialista le atacó duramente, tachándole de cobarde, y la justicia le condenó a cinco años de prisión.
A pesar de la imagen vociferante y fatua que él mismo se encargó de popularizar, Muhammad Alí se convirtió en un símbolo pacifista. Los jóvenes le invitan a hablar en la universidad y los grupos pacifistas organizan actos para solidarizarse con él. Alí trasciende los rings, tanto por su reivindicación de los derechos de la comunidad negra como por su rechazo a la guerra de Vietnam.
Una vez cumplida la condena, volvió al ring y recuperó su título al vencer en 1974 a George Foreman, en un combate que se celebró en Kinshasa (República del Zaire), organizado propagandísticamente por el presidente Mobutu para reafirmar su régimen. En 1980 disputó su último combate, en el que fue derrotado y desposeído definitivamente del título mundial de los pesos pesados.




MEJORES JUGADAS Y CANASTAS DE MICHAEL JORDAN

LA MEJOR JUGADA DE LA HISTORIA.





LA 10 MEJORES CANASTAS.






Michael Jordan

(Michael Jeffrey Jordan; Nueva York, 1963) Jugador de baloncesto norteamericano considerado el mejor de la historia de este deporte. Ciertamente, desde que a finales del siglo XIX un profesor de gimnasia estadounidense inventó el baloncesto hasta la década de 1980, nunca se vio un prodigio comparable al de este legendario baloncestista. Con sus 1,98 metros de altura, Michael Jordan fue un tenaz defensor, un excelente anotador y un pasador rápido e imaginativo; pero mucho más llamativa era aún su extraordinaria habilidad para saltar y las acrobáticas maniobras que utilizaba para esquivar la defensa rival y llegar a la canasta. Parecía capaz de permanecer por unos instantes suspendido en el aire; tal facultad o «don del cielo» -nunca mejor dicho- le valió el sobrenombre de Air Jordan.
Michael Jordan
Aunque nacido en el barrio neoyorquino de Brooklyn, la infancia de Michael Jordan transcurrió en la localidad de Wilmington, en el estado de Carolina del Norte, a la que se había trasladado con su familia. Aficionado desde pequeño al baloncesto, empezó a despuntar siendo todavía un adolescente; a los trece años, su padre hizo construir una pista de baloncesto en el patio trasero de su casa, donde empezó a ser la admiración del barrio y de los vecinos que se reunían las tardes del fin de semana para jugar al básquet y hacer barbacoas.
Era imposible que un talento como el suyo se malograse en un país como los Estados Unidos, la primera potencia incontestada en el segundo deporte más popular del mundo después del fútbol. Parte de tal hegemonía procede de la óptima organización del baloncesto universitario y profesional. La Asociación Nacional de Baloncesto, conocida universalmente por las siglas NBA, nació en 1949 de la fusión de otras dos ligas profesionales ya existentes: la Asociación de Baloncesto Americana (BAA) y la Liga Nacional de Baloncesto (NBL).
La liga de la NBA se disputa en dos ámbitos o conferencias, Este y Oeste, divididas, a su vez, en cuatro divisiones: Atlantic y Central por la primera y Midwest y Pacific por la segunda. Cada equipo constituye una franquicia ligada a una ciudad, aunque la franquicia puede cambiar de sede. Ahora bien, para favorecer la igualdad de la competición, la NBA introdujo el sistema de drafts, mediante el cual los equipos peor clasificados de cada división tenían la facultad de elegir en primer lugar los jugadores más prometedores procedentes de la potente liga universitaria, la NCAA. En poco tiempo, el nivel alcanzado por los equipos profesionales estadounidenses llegó a ser tan elevado que la superioridad de la NBA sobre cualquier otra liga nacional sería abrumadora.
Como tantos otros jugadores de la NBA, Michael Jordan dio sus primeros pasos en la liga universitaria. En 1981 ingresó en el equipo de la Universidad de Carolina del Norte, y dos años después era ya elegido mejor jugador de la temporada universitaria, distinción que recibió de nuevo en 1984. En el verano de 1984, cuando Michael Jordan ya era conocido en Estados Unidos con el apodo de «he can do it all» («puede hacerlo todo»), formó parte de una de las mejores selecciones norteamericanas de baloncesto que, bajo la dirección del rígido Bobby Knight (entrenador de la Universidad de Indiana), se alzó con la medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Los Ángeles (1984), tras batir en la final a la selección de España. El quinteto estadounidense (Leon Wood, Michael Jordan, Sam Perkins, Wayman Tisdale y Patrick Ewing) arrolló a todos sus rivales, con lo que el talento de Jordan comenzó a brillar en todo el mundo.
Air Jordan en acción (semifinales de la Conferencia Este, 1991)
El mismo año de su triunfo en los Juegos Olímpicos de Los Ángeles inició su carrera en el baloncesto profesional: fue elegido en el draft de la NBA por los Chicago Bulls, equipo en el que permanecería a lo largo de casi toda su carrera deportiva y con el que ganó seis campeonatos de la NBA (1991-1993 y 1996-1998). Máximo encestador en diez temporadas, obtuvo un promedio de 32 puntos por partido, récord absoluto de la NBA, y fue elegido mejor jugador en 1988, 1991, 1992, 1996 y 1998.
Michael Jordan acudió a su segunda cita olímpica en Barcelona 92, los primeros juegos en los que, por un cambio en la normativa, se permitió participar a los profesionales. La selección de Estados Unidos, que sería llamada el «Dream Team» («equipo de ensueño»), contó con los mejores jugadores del momento: Magic Johnson, Larry Bird, Hakeem Olajuwon o Charles Barkley, además de Michael Jordan. El resultado fue el previsible: el «Dream Team» se adjudicó el oro con aplastante superioridad y se convirtió además en una de las máximas atracciones de los Juegos.
En octubre de 1993, tras el asesinato de su padre, abandonó la competición, pero regresó a la NBA en marzo de 1995 y se convirtió nuevamente en la estrella de los Chicago Bulls. Cuando regresó, la NBA no le permitió usar el número 23, que había sido retirado de los Chicago Bulls. Pero poco después el supersticioso Jordan lo solicitó como un favor especial, y los responsables del torneo le permitieron jugar con el mítico dorsal. Otra de las numerosas manías de este extraordinario baloncestista era llevar, debajo de la indumentaria de los Bulls, algunas prendas de la Universidad de Carolina del Norte, por haber logrado allí sus primeros éxitos.
Su segunda etapa fue tan triunfante como la primera: Michael Jordan logró para su equipo tres nuevos campeonatos de la NBA (1996-1998), y su imagen acabó por desbordar las pistas. En 1997 protagonizó la película mezcla de animación e imágenes reales Space Jam (con Bugs Bunny como compañero de reparto), que se convirtió en un gran éxito de taquilla, y anunció la creación de una empresa de prendas deportivas que lleva su nombre. Si dentro de la cancha destacó por su espectacularidad, elegancia e inteligencia, fuera de ella fue siempre admirado por su sencillez y honestidad. A principios de 1999 anunció su retiro del deporte activo, pero todavía volvió a la máxima competición con los Washington Wizards, y siguió añadiendo récords a sus impresionantes estadísticas entre octubre de 2001 y abril de 2003, fecha de su definitiva retirada.